jueves, 23 de febrero de 2012

Sencillas pero efectivas técnicas de control emocional

"Mañana tengo que hacerme una resonancia".  Pero tambíén sirven otros escenarios del tipo:  "tengo que dar una conferencia en público", o "me examino del carnet de conducir".  Cualquier motivo es bueno para activar nuestro resorte emocional y perder el control de nuestros pensamientos:  me voy a poner nervioso, no voy a ser capaz de acordarme de todo, seguro que no voy poder hacerlo.  Estos son los pensamientos recurrentes que nos impiden realizar bien nuestro trabajo o bien afrontar en mejores condiciones nuestros retos.

El funcionamiento del cerebro en estos casos es muy sencillo.  Por ejemplo, recibimos la noticia de que en dos semanas tenemos que hacernos un tac y las últimas veces no lo hemos pasado nada bien porque ha ido en aumento el sentimiento de claustrofobia dentro de la máquina.  Nada más recibir la noticia nos viene a la cabeza este pensamiento:  "no sé si esta vez voy a ser capaz de aguantar los 20 minutos que dura la prueba, seguramente tenga que salirme antes de tiempo".  Ese primer pensamiento va seguido de toda una serie de pensamientos similares que no hacen más que fijar en el cerebro esa idea tan negativa y aumentar nuestra preocupación. 

Lo malo es que, tal y como indica la Doctora Álava Reyes en su libro "La inutilidad del sufrimiento", pronto se va mermando nuestra capacidad para racionalmente afrontar lo mejor posible la situación, ya que la emoción se ha desencadenado.  Los consejos de familiares y amigos que nos dicen que estemos tranquilos, que pensemos en otra cosa durante la prueba, que es sólo un rato, resultan razonables pero se muestran totalmente insuficientes para poder redirigir el problema.  Esto es así porque el pensamiento es previo a la emoción, y al mismo tiempo es su causa.

Lo que está ocurriendo es que hemos cogido una gran olla a presión, la hemos llenado de agua y tras cerrarla herméticamente la hemos empezado a aplicar fuego a toda potencia.  Tras varias horas bajo este estímulo, la olla se encuentra en plena ebullición y con las válvulas abiertas expulsando todo el vapor que pueden.  En ese momento, si apagamos el fuego, podemos estar seguros que la olla seguirá caliente durante mucho tiempo.  Ha tardado en coger temperatura, pero también tardará en enfriarse.

Exactamente lo mismo ocurre en el cerebro.  Las ideas y los pensamientos negativos son el fuego de nuestra olla que no hacen más que calentarla hasta que llega el momento en que no somos capaces de pensar en otra cosa:  no vamos a poder superar la prueba.  En ese momento sirven de muy poco aplicar mensajes positivos, es decir, apagar el fuego, dado que la olla va a tardar bastante en ceder temperatura:  la emoción se ha desencadenado.  No obstante, lo primero que tendremos que hacer será apagar el fuego como medida preliminar.

Contamos con una ventaja en nuestro conocimiento de la psicología.  El hombre sólo puede pensar en una sóla cosa a la vez.  En un momento determinado, sólo podemos ocupar nuestra cabeza con una idea, y sólo una.  Lo explica muy bien Robin Sharma en su libro "El monje que vendió su ferrari".  El pensamiento es como la imagen que proyecta un proyector de diapositivas, en el cual sólo cabe una diapositiva cada vez y la imagen que proyecta queda plasmada en nuestra mente.  Si queremos pensar en otra cosa, debemos extraer la diapositiva anterior y sustituirla por la nueva, para que quede proyectada la nueva idea.

Pues bien, esta cualidad tiene una indudable ventaja.  Nos da la posibilidad de poder controlar nuestros pensamientos antes de que se desencadene la emoción, que es mucho más difícil de tratar.  Pero debemos actuar en las fases más tempranas del proceso, es decir, nada más recibir la noticia que nos causa preocupación.  El proceso se desencadena muy rápidamente y cuanto más tardemos en actuar, más nos costará controlar la línea de pensamiento.

Debemos aplicar la sustitución cuanto antes  Tras recibir una noticia que no nos agrada, observamos que nuestro cerebro comienza a bombardearnos con mensajes negativos.  En en ese momento cuando debemos aplicar la sustitución de ideas.  Cada pensamiento negativo debe ser reemplazado por uno positivo de modo que mantengamos el fuego de la olla apagado o al menos a una temperatura aceptable.  Este proceso debe ser realizado todas las veces que sean necesarias hasta que vaya amainando el temporal.

Cada pensamiento negativo tiene una carga, una energía tangible que es capaz por acumulación de detonar la emoción negativa.  Por ello, al principio, el proceso de sustitución deberá ser constante, una y otra vez hasta que observemos que cada vez tarda más en venir el pensamiento que no deseamos.  Poco a poco, habremos conseguido no ser invadidos por esas ideas que tanto daño nos hacen.

Un factor de gran importancia es la elección del pensamiento positivo que debemos escoger para ponerlo en lugar del negativo.  Suele decirse que podemos imaginarnos en la playa, de vacaciones, o practicando nuestro deporte preferido.  Pero considero que es mucho más efectivo buscar una idea que busque el lado bueno de la situación.  Supone un pequeño giro del problema, ver la otra cara de la moneda, ser capaz de comprender la situación con mayor amplitud.  En nuestro ejemplo, podríamos pensar que pasar la prueba supone una oportunidad para estar tranquilos dentro de la máquina, sin interferencias y poder descansar o pensar en nuestras cosas:  es nuestro momento para nosotros.  O podemos aprovechar para medir nuestra capacidad de aguante, a modo de reto personal.  También podemos poner en práctica esos ejercicios de relajación que nunca practicamos por falta de tiempo.  En fin, lo que se nos ocurra.  Lo importante es que ese mensaje optimista y conciliador sustituya al pensamiento negativo que nos viene de forma automática. 

De esta manera mantendremos en todo momento el control de la situación y por tanto, de nosotros mismos.  Además, habremos transformado una realidad perjudicial para nosotros en algo que nos beneficia.

Esta es una herramienta muy útil, eficaz y fácil de aplicar que nos ayudará a afrontar con cierta ventaja los múltiples retos que nos plantea la vida diaria.


No hay comentarios:

Publicar un comentario